Había un pueblo llamado Zajúr, que estaba rodeado por una gran autopista que siempre estaba en constante movimiento. En ese pueblo había una gran afición que los habitantes hacían desde tiempos inmemorables, era tocar instrumentos a todas horas, cuando no tocaba Pepe, el de la pescadería, tocaba Juan, el cura, y así sucesivamente. Dado a que los ciudadanos de dicho pueblo no oían nada no se sabía el porque, si por algún motivo desconocido todos los habitantes nacían sordos o algo que mucha gente no creía, que era la culpa de todo el sonido que algunos suponían que había allí.
Dado que nadie escuchaba nada se comunicaban tanto escribiendo notas musicales como palabras.
Un día cierta chica, llamada Anric, que vivía en el pueblo, empezó a hacerse preguntas como: ¿por qué nadie escuchaba nada? ¿Desde cuando ocurría eso?...
Después de un tiempo, cansada de hacerse preguntas decidió investigar. Busco en la biblioteca del pueblo, en la comisaría, en el ayuntamiento... Halló, dentro de lo que cabe, poco.
Pasado un tiempo tomó una decisión; abandonar su pueblo natal, para buscar información. Tuvo que dejar atrás muchas cosas importantes para ella; como a su familia, a sus amigos, a su alguien especial, su hogar...
Estuvo tres años fuera hasta volver a su querido hogar. En esos tres años, únicamente se dedicó a investigar y encontró lo que buscaba el por qué.
Lo primero que hizo al llegar al pueblo fue ir al ayuntamiento, y solicitar un día, en el que todo el pueblo se reuniera y dejaran por un momento de tocar instrumentos. Se lo concedieron.
Llegado ese, Anric le pidió a Pepe que hablara y lo escucharon. Ella explicó el por qué habían estado sin poder oír nada durante tantos años y que era debido a la contaminación acústica de aquel lugar.
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